Muchas personas piensan que practicar deporte es algo para jóvenes, pero la realidad es otra: nunca es demasiado tarde para comenzar a moverse.
Diversos estudios y organizaciones de salud coinciden en que empezar a hacer actividad física en la adultez o en la tercera edad aporta beneficios concretos, incluso si nunca antes se hizo deporte.
Por ejemplo, el movimiento regular fortalece el corazón, los pulmones, los músculos y los huesos, lo que ayuda a mantener un buen estado físico general.
Esto reduce drásticamente el riesgo de enfermedades crónicas como hipertensión, problemas cardíacos, diabetes o enfermedades metabólicas.
Además, mejora el equilibrio, la coordinación, la movilidad articular, lo que disminuye el riesgo de caídas y fracturas en edades avanzadas.
Más allá de lo físico, el ejercicio tiene un impacto profundo en el bienestar mental y emocional. Muchas personas que empiezan a entrenar más tarde notan una mejora en el ánimo, reducción del estrés y cambios positivos en la calidad de vida.
Además, mantenerse activo ayuda a conservar la independencia, la funcionalidad diaria y retrasa en muchos casos los efectos negativos del envejecimiento.
Para quienes nunca hicieron deporte o regresan a la actividad física después de muchos años, lo ideal es comenzar con ejercicios suaves y graduales.
Caminatas, natación, bicicleta moderada, o ejercicios de movilidad y flexibilidad son perfectos para iniciar.
Estas actividades de bajo impacto cuidan articulaciones, son accesibles y permiten adaptar el ritmo al propio cuerpo.
Conforme avanza la práctica, se puede incorporar variedad: ejercicios de resistencia (fuerza muscular moderada), ejercicios de equilibrio, estiramientos y actividades de cardio más intensas si la salud lo permite.
Esa combinación ayuda no solo a mejorar la salud física sino también a mantener la vitalidad, agilidad y energía en la vida diaria.
Finalmente, para muchas comunidades latinas, retomar o empezar el deporte en la adultez es también una oportunidad de reconectar con la salud, con familiares o amigos, y con una vida más plena.
No importa la edad, lo importante es dar el primer paso, adaptar la intensidad, y mantener constancia.
Con voluntad y constancia, es posible transformar la rutina, revitalizar el cuerpo y mejorar la calidad de vida en cualquier etapa.
