Ant-Man y la Avispa: Quantumania – La saga del multiverso de Marvel ha cambiado las apuestas de la franquicia.

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Una pesada carga recae sobre los diminutos hombros de Ant-Man (Paul Rudd): no solo el destino de Earth-616, sino quizás el futuro del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) en sí.

Durante los últimos 15 años, el UCM ha redefinido la franquicia de grandes producciones de Hollywood a través de su uso pionero del relato transmedia, donde una narrativa unificada se despliega sistemáticamente a través de múltiples formas y plataformas mediáticas. Esta rica construcción de mundos ha resultado en una ubicuidad cultural y enormes retornos financieros.

Pero con un calendario de lanzamientos planificado con muchos años de anticipación, las limitaciones de este modelo de producción en línea (en particular, la falta de control de calidad y la excesiva dependencia del CGI) se han hecho evidentes, especialmente en contraste con el impacto de las emocionantes acrobacias reales de Top Gun: Maverick (2022) y el exitoso CGI de Avatar: The Way of Water (2022).

Así que Ant-Man and the Wasp: Quantumania se encuentra encargado no solo de iniciar la Fase 5, sino también de despertar al público del UCM de su fatiga de franquicia.

La solución de Marvel? Reescribir el tiempo mismo. Entra en escena Kang el Conquistador, un villano de Marvel Comics de larga data y temida reputación. Kang es más que otro villano superfluo. Su capacidad para romper líneas de tiempo juega un papel clave al llevar el Multiverso de Marvel (una serie potencialmente infinita de realidades alternativas y dimensiones) al frente del UCM.

Los sueños de realidades alternativas han alimentado las imaginaciones durante mucho tiempo. La pregunta “¿Qué pasaría si…?” es el punto de partida para cualquier obra de ciencia ficción, facilitando la representación de pasados alterados, presentes transformados o futuros posibles.

Tales realidades han existido durante mucho tiempo en los cómics de Marvel y ahora se están manifestando en el UCM. Están las líneas de tiempo alternas del “Time Heist” de Endgame (2019), la serie animada What If…? (2021) y las muchas variantes de personajes en Loki (2021).

Esto incluye a “Aquel que Permanece”, creador de la Autoridad de Variación del Tiempo (una organización burocrática encargada de proteger la “línea de tiempo sagrada”), que es él mismo una variante de Kang y cuya muerte a manos de una variante femenina de Loki rompe el espacio y el tiempo y da a luz al multiverso.

Si todo esto suena confuso, aquí radica tanto el potencial como el problema del multiverso. Con la introducción de Kang (o al menos, un Kang de una posibilidad infinita de Kang), cualquier cosa y todo será posible. Si el ya imponente UCM puede mantener su agarre sobre su expansión exponencial en reinos infinitos es otra cuestión.

Al igual que la Autoridad de Variación del Tiempo monitorea todas las realidades y poda líneas de tiempo que amenazan la estabilidad universal, Marvel tendrá ahora enredados hilos narrativos exorbitantes y personajes cruzando realidades que mantener bajo control.

Al igual que el deseo de Kang de conquistar todas las realidades, el multiverso está impulsado por el dominio industrial de Disney. La reciente adquisición de 20th Century Fox ha ofrecido muchos mundos de propiedad intelectual para saquear (aunque la monetización de la nostalgia no es nada nuevo para Hollywood).

Justificado por los lazos de cómic ya establecidos hace tiempo con la compleja red de identidades de Kang, es probable que las franquicias de Los Cuatro Fantásticos y X-Men hagan apariciones futuras en el UCM. El multiverso ayuda a Marvel a eludir convenientemente las historias de origen y los problemas de continuidad de “¿dónde has estado?” – ya conocemos a estos personajes, así que han estado aquí todo el tiempo, solo en otra realidad (cinematográfica).

Aunque la colaboración de iteraciones de Spider-Man en No Way Home fue recibida con júbilo, una consecuencia del multiverso es el cambio de las apuestas. Ahora la muerte tiene poca importancia.

Con un número infinito de variantes de personajes esperando tras bambalinas en el universo alternativo (ya hemos visto a una Gamora reanimada en Endgame y un Wolverine fallecido regresará en Deadpool 3 de 2024), el multiverso puede volverse autorreflexivo, en lugar de un portal hacia nuevas posibilidades.

En este sentido, Quantumania en gran medida se mantiene neutral, pero al hacerlo realiza algunas meditaciones interesantes sobre su propio propósito. Como objetos de consumo masivo que resuenan con vastas audiencias, las superproducciones de Hollywood son indicadores de los dilemas ideológicos de nuestras sociedades.

En estos términos, aunque el principal punto de venta de la película es introducir a Kang al UCM como una amenaza omnipotente, debajo de todo esto yace un melodrama bastante mundano acerca de la familia Pym encontrando su lugar en el mundo (o de hecho, mundos).

Las apuestas son sorprendentemente pequeñas y personales, a pesar de su resonancia universal. En el corazón de Quantumania hay un lamento melancólico por las cosas perdidas: el tiempo, el propósito, la identidad, los seres queridos. El mensaje de la película es que incluso frente a una amenaza existencial desconocida, la vida puede cobrar sentido a través de la justicia social colectiva, aceptando la responsabilidad hacia nuestras criaturas semejantes, cumpliendo con la palabra de uno y (en un estribillo repetido) “no siendo un idiota”.

Sin mencionar las lecciones vitales que se pueden aprender de las hormigas socialistas y la importancia de no hacer tratos fáusticos con déspotas villanos (viajeros del tiempo o no).

Por supuesto, como con cualquier oferta del UCM, para cortejar a las audiencias a través del espectro político se mantiene un cuidadoso equilibrio entre predicar el poder de la justicia social colectiva y ensalzar la figura del superhéroe individualista que emplea poderío militar para lograr el trabajo.

A pesar de las grandes declaraciones de Marvel sobre la importancia y el propósito de Quantumania, no es una declaración definitiva de intención ni en términos de su narrativa, ni ideológicamente. Sigue sin estar claro si la Fase 5 pondrá al UCM de nuevo en su camino. Pero esta película es solo un primer paso tentativo a través de un umbral infinito y, con la Saga del Multiverso programada para extenderse hasta el 2026, todavía queda un largo camino por recorrer.

Si Kang llevará al UCM -y a sus fans- a un pasado nostálgico o a un futuro infinito, solo el tiempo lo dirá.

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