Curb Your Enthusiasm, el programa que disfrutó de encuentros sociales incómodos y misantropía, llegó a su fin el 7 de abril de 2024. A lo largo de sus 12 temporadas y 120 episodios, se convirtió en un clásico de culto, dejando un legado perdurable en la comedia televisiva. Debutando en el año 2000, poco más de dos años después del final de Seinfeld, teníamos un nuevo sitcom innovador de uno de sus creadores.
La popularidad del programa se evidenció por la cantidad de estrellas que quisieron aparecer en él, incluyendo a Ted Danson, Meg Ryan, Jon Hamm, David Schwimmer, Mel Brooks, Vince Vaughn y Lin-Manuel Miranda, entre muchos otros.
El show produjo una serie de frases célebres como “WWLDD” (¿qué haría Larry David?), “pig parker” y, más memorables, “pretty, pretty, pretty good” (pronunciado pre-tay, pre-tay, pre-tay good).
Ambientado en Los Ángeles, Curb giraba en torno a la vida diaria de un Larry David semi-ficticio y su grupo de amigos. Estos incluían a su sufrida esposa Cheryl, de quien se divorcia en la octava temporada, su agente Jeff y su esposa Susie, su amigo el comediante Richard Lewis, y varias otras personalidades.
Sobre la estructura innovadora que perfeccionó al escribir Seinfeld, Larry David la llevó a un nuevo nivel con Curb Your Enthusiasm. Su innovación aquí fue esbozar un guion básico de cada episodio, dando a los actores cierta libertad para improvisar. Esto dio lugar a muchas risas espontáneas y a intentos de los actores por ocultarlas.
El programa prospera en detalles aparentemente inconsecuentes: tramas que la mayoría de los demás sitcoms descartarían, que luego se convierten en narrativas elaboradas e interconectadas. Cada episodio culmina en un intrincado tapiz de percances sociales, con Larry a menudo soportando el peso del caos.
Larry es el antihéroe de Curb. No es particularmente simpático, ni pretende serlo. “En lo profundo sabes que eres él”, dijo uno de los lemas del programa. Reconocemos algo de él en nosotros mismos. Puede ser moralmente ambiguo, malicioso, egoísta, egocéntrico y extremadamente mezquino. Se rehúsa a mejorar, evolucionar o siquiera manifestar el más mínimo deseo de cambio. Larry no aprende lecciones, de ahí el título del episodio final, No Lessons Learned.
Susie se destaca como un personaje femenino fuerte. La actriz y comediante Susie Essman la interpreta con gran aplomo verbal así como con un sentido del timing cómico excelente. Sus monólogos llenos de improperios eran usualmente a expensas de Larry, y para cuando terminó la serie, habíamos perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo había echado de su casa.
Curb abordó una serie de temas tabú como el género, el sexo y la discapacidad, pero también la religión, el Holocausto y el antisemitismo. Estos produjeron algunos de mis momentos favoritos a lo largo de los años.
Cuando Larry se escucha tarareando a Wagner (un conocido antisemita), su vecino Walter lo acusa de ser un judío que se odia a sí mismo. “Me odio a mí mismo, pero no tiene nada que ver con ser judío”, insiste Larry.
O cuando un sobreviviente del Holocausto y un miembro del programa de telerrealidad Survivor discuten sobre quién lo pasó peor. O cuando, durante una visita al Museo del Holocausto de Los Ángeles, Larry pisa excremento de perro y, queriendo cambiarse de calzado, agarra un par de zapatos de la exhibición de zapatos de las víctimas.
Curb tampoco esquiva la cuestión racial. Permitió a Larry abordar la destacada falta de diversidad que marcó a Seinfeld. Aunque el mundo de Larry es blanco y de clase media alta, el programa presenta a muchos personajes negros recurrentes como Wanda Sykes, quien acusa a Larry de haber adoptado deliberadamente un perro racista. “El perro odia a los negros”, exclama, “es un perro del Klan”.
Esto se hace especialmente notable con la introducción de Leon (interpretado por JB Smoove) en la sexta temporada, quien se convierte en el inquilino y compinche de Larry. En su primer encuentro, Larry pregunta: “¿Así que tu apellido es Black? Eso es como si mi apellido fuera Judío, Larry Judío”. Sus conversaciones continúan en la misma línea. “¿A cada persona negra que conoces la llamas hermano?”, pregunta Larry antes de explicar, “Yo no hago un gesto judío”.
El episodio final, ambientado principalmente en Atlanta, cerró el ciclo de manera ordenada. Imitando el tan criticado final de Seinfeld, Larry es juzgado durante el cual se lleva a varios testigos a dar cuenta de lo terrible de su persona.
Larry es hallado culpable y condenado, donde reaparece una rutina escuchada en el primer episodio de Curb. Pero al percatarse del error de Seinfeld, luego lo absuelven por un tecnicismo. Jerry Seinfeld en persona llega para dar la noticia: “No quieres acabar como esto. Nadie quiere verlo. Confía en mí”. Larry se vuelve hacia él: “Esto es como deberíamos haber terminado el final. ¿Cómo no pensamos en eso?”.
Pero, ¿es realmente este el fin de Curb Your Enthusiasm? Se ofrece una pista en el vuelo de regreso a Los Ángeles mientras el grupo discute, sugiriendo que hay más por venir. Solo una persona lo sabe con certeza, lo que me lleva a preguntarme, ¿Qué Hará Larry David?